MELBOURNE, Australia. ¿Cómo pueden florecer el diálogo interreligioso y la libertad religiosa cuando una religión declara que otra no es religión? ¿Son la tolerancia y la religión sólo posibles entre personas que comparten la misma visión doctrinal del mundo?
Una representante de la comunidad bahá’í de Australia planteó estas preguntas en una de las sesiones celebradas en el Parlamento Mundial de las Religiones, que ha finalizado tras una semana de discursos, mesas redondas, programas devocionales y representaciones artísticas.
La Dra. Natalie Mobini hacía estas observaciones en el marco de una serie de sesiones dedicadas al conflicto y persecución religiosos en Myanmar, Tailandia e Irán, durante una presentación de treinta minutos de duración el quinto día del Parlamento.
Reflexionando sobre los orígenes del movimiento interreligioso (en particular, sobre el Parlamento de las Religiones en 1893), la Dra. Mobini relataba cómo su organizador principal creía que “el Parlamento había liberado al mundo de la intolerancia”.
“El movimiento interreligioso continua siendo inspirado por una visión de un mundo en el que los seguidores de las distintas religiones son capaces no sólo de interactuar en un espíritu de tolerancia y respeto, sino también de colaborar para contribuir al progreso de la sociedad”, señaló.
“Al mismo tiempo, los estragos que la intolerancia religiosa continúa causando en nuestro mundo plantea ahora una amenaza más seria al progreso y al bienestar de la humanidad que en cualquier otra época anterior en la historia”.
La Dra. Mobini exploró cómo el movimiento interreligioso podría alentar el respeto mutuo y la cooperación entre los seguidores de todas las religiones y creencias. Se preguntó cómo puede producirse el diálogo cuando una religión trata de ilegitimar a otra por tener diferencias teológicas subyacentes con esta.
En el caso de Irán, semejante actitud ha llevado, entre otras cosas, al encarcelamiento de los líderes de la comunidad bahá’í, a la profanación de sus cementerios y a la destrucción de sus lugares sagrados.
Aludiendo a la negación del Gobierno Islámico de Irán de que la Fe bahá’í es una religión, el Dr. Mobini se preguntó “¿No es esto lo mismo que sucedió en el pasado, cuando el Cristianismo afirmaba que el Islam no es una religión verdadera?”
“Y cuando la maquinaria del estado es utilizada con el fin de eliminar semejante religión, el desafío se hace más evidente”.
Las vidas perdidas durante las cruzadas pusieron de relieve el prejuicio que empañó las actitudes de los cristianos hacia los musulmanes en siglos pasados porque el Cristianismo no reconocía al Islam como una religión “divina”, subrayó.
“Sin embargo, hoy los cristianos han sido capaces de transcender semejante intolerancia sin comprometer sus propias creencias teológicas y participar en el diálogo interreligioso con los musulmanes con una mentalidad abierta. El mundo ha de aprender de esto.”
La Dra. Mobini citó ejemplos de líderes religiosos islámicos y otros que han mantenido un diálogo respetuoso y colaborado con los demás a pesar de las diferencias religiosas.
“¿No deberíamos todos buscar dentro del marco particular de nuestras creencias cómo dejar de lado pretensiones exclusivistas con el fin de colaborar con seguidores de religiones cuyas creencias son diferentes?”, preguntó.
En el caso de Irán, la Fe bahá’í no necesita ser reconocida como “divina” en su origen, dijo la Dra. Mobini, “sino que todo lo que pide es que su existencia sea aceptada y que se respeten los derechos de sus seguidores”.
En respuesta a una pregunta del público sobre las medidas que las personas a título individual pueden tomar para combatir semejantes casos de violaciones de derechos humanos, respondió que el apoyo al movimiento interreligioso sería valorado. Dijo que la transformación de las actitudes comienza a nivel local e instó a las personas a que regresaran a sus comunidades con el espíritu del Parlamento.
Más de cinco mil personas de unos 80 países asistieron al Parlamento, que se celebró entre el 3 y el 9 de diciembre. Unos 70 miembros de la comunidad bahá’í desempeñaron un papel activo en los actos, entre los que se incluían mesas redondas con miembros de otras religiones: el Budismo, el Cristianismo, el Judaísmo, el Hinduismo, el Islam al igual que otras religiones y tradiciones indígenas.
“Resulta evidente que un número creciente de personas se está dando cuenta que la verdad que subyace a todas las religiones es, en esencia, una”, señaló el Dr. Mobini.
“Este es el desafío de todos los que estamos aquí y de todos los que desean superar la intolerancia y el odio religiosos: cómo cumplir una ‘regla de oro’ que se encuentra en el corazón de cada una de las religiones del mundo, que nos exhorta a tratar a los seguidores de otras religiones como a nosotros nos gustaría que nos tratasen”.
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