sábado, 18 de julio de 2009

Un estudio revela que los bahá’ís de Irán podrían ser víctimas de un genocidio

Por Wahied Wahdat Hagh

Según un estudio elaborado por el Sentinel Project, los genocidios son predecibles. Christopher Tuckwood concluye que el régimen iraní está disponiendo el escenario para, cuando se dé la orden política, llevar a cabo un acto de genocidio contra los bahá’ís iraníes.

El siguiente artículo está basado en las conclusiones principales de un estudio del Sentinel Project, que sostiene de forma convincente que una serie de factores sugieren que cabe la posibilidad de que se produzca un genocidio contra los bahá’ís.

Desde el mismo comienzo de su existencia, los miembros de la Fe bahá’í han sido perseguidos. Los derechos humanos no eran respetados con anterioridad a la República Islámica, y desde 1979 los derechos humanos de los bahá’ís iraníes han sido violados de forma sistemática.

La probabilidad de un genocidio

Las crecientes dificultades económicas en la sociedad aumentan la probabilidad de que se produzca un acto de genocidio contra los bahá’ís iraníes. El grupo mayoritario de una sociedad, al encontrarse bajo presión, busca de forma constante cabezas de turco que puedan ser acusadas de ser causantes de todos los problemas. La mayoría responsabiliza a la minoría de su propia desdicha, tratándola con gran agresividad. Al mismo tiempo, la mayoría acude a líderes radicales y carismáticos en busca de seguridad, en particular cuando estos prometen mejorar sus condiciones de vida. Se trata en su mayoría de jóvenes desempleados [el 70% de la población iraní tiene menos de 30 años] que se muestran dispuestos a atacar a las minorías. Según datos oficiales, la tasa de desempleo en 2008 era tan sólo del 12,5%, pero la cifra real es mucho mayor, a lo cual se suma el aspecto de los bajos salarios.

El estado iraní controla los medios de comunicación

Tuckwood cita al sólido aparato estatal como otro factor que apunta a la probabilidad de un genocidio. El estado iraní controla los medios de comunicación, y tiene a la policía, el ejército, los paramilitares y el servicio secreto a su disposición. Un sistema semejante es capaz de cometer un genocidio sin temer medidas punitivas.

Además, el régimen iraní está fundamentado en una ideología y es revolucionario, persigue visiones utópicas que pueden resultar muy peligrosas para las minorías.

Tuckwood señala acertadamente que es muy difícil determinar si el régimen está efectivamente planeando una exterminación genocida de la comunidad bahá’í, pero lo cierto es que hay suficientes documentos que demuestran que pretende imposibilitar la supervivencia de la comunidad bahá’í.

Documentos oficiales publicados en 1993 demuestran que el gobierno iraní busca “bloquear” el “progreso y desarrollo” de la comunidad bahá’í. A los bahá’ís no se les debe permitir estudiar en la universidad y sus actividades religiosas han de ser reprimidas. Bajo el mandato presidencial de Hashemi Rafsanjani un documento secreto pedía “la destrucción de sus raíces culturales fuera de Irán.”

No pueden descartarse medidas más severas por parte del régimen dictatorial

A finales de 2005 una orden cursada por el ejército iraní a la policía, el servicio secreto y la Guardia Revolucionaria decretaba la identificación de todos los bahá’ís iraníes. Si bien no se pedía de forma directa que eliminaran físicamente a todos los bahá’ís, sin duda alguna debían ser obligados a dejar su fe y a convertirse al Islam. Actualmente, el gobierno iraní trata de consolidar sus objetivos de ahogar a la comunidad bahá’í utilizando enfoques “suaves”, pero no hay que descartar que el régimen haga uso de métodos más severos.

Evidencia y fases de un proceso de genocidio

El autor de este estudio parte de la premisa de que la persecución de los bahá’ís iraníes guarda una gran parecido con conocidos genocidios históricos.

En primer lugar, los miembros de la Fe bahá’í en Irán no están clasificados como minoría religiosa, y por lo tanto no tienen derechos ni gozan de protección estatal.

En segundo lugar, la mayoría de los iraníes no ha vivido experiencias personales con los bahá’ís y están influidos únicamente por la propaganda estatal. Según Tuckwood, hechos de este tipo desempeñan un papel significativo en la formación de estereotipos y en la deshumanización de los grupos atacados.

En tercer lugar, la propaganda del estado y de los medios de comunicación que instiga al odio persigue estigmatizar a los bahá’ís y está teniendo repercusiones. Los bahá’ís son vistos como herejes por creer en un profeta que apareció después de Muhammad. Además, a los bahá’ís de les acusa de trabajar para potencias extranjeras, como Estados Unidos o Israel. Los bahá’ís sufren agresiones verbales, se les llama “prostitutas”. Se dice que son “incestuosos” y “sucios”. Tuckwood señala sin equivocarse que es más fácil que un asesino mate a un bahá’í una vez que estos han sido deshumanizados. Al mismo tiempo, su estigmatización alienta a los observadores neutrales a implicarse en los asesinatos o a permanecer en silencio.

Arrestos arbitrarios

Punto cuatro: el estado iraní cuenta con fuerzas que hacen que el genocidio sea completamente posible: el ejército convencional, la Guardia Revolucionaria, la policía y la milicia de los Basij. Dado que los Basij y Ansare Hezbollah se encuentran al amparo de organismos estatales pero no están vinculados a estos, pueden llevar a cabo actos de violencia generalizados contra los bahá’ís. De hecho, esto ya está ocurriendo: casas y edificios pertenecientes a los bahá’ís están siendo incendiados, cementerios, destruidos, y se está arrestando a individuos de forma arbitraria.

Punto cinco: el objetivo del gobierno iraní es separar a los bahá’ís del resto de la sociedad. Cualquier iraní que pida que los bahá’ís y los musulmanes sean tratados de la misma manera es, por lo tanto, acusado de colaborar con potencias extranjeras.

Punto seis: hace tiempo que el gobierno iraní toma medidas para disminuir el estatus de los bahá’ís en la sociedad. Ello posiblemente forme parte de los preparativos para una hipotética exterminación de la comunidad. Entre las medidas preliminares se encuentra su exclusión de organismos estatales, las restricciones a sus actividades económicas y su privación de acceso a la educación académica.

El régimen tiene la capacidad de aniquilar a la comunidad bahá’í

El autor del estudio sostiene que el régimen iraní está determinado a destruir la capacidad de la comunidad bahá’í de sobrevivir culturalmente. Además, tiene la capacidad de eliminar físicamente a la comunidad bahá’í. Si bien el régimen aún no ha determinado su eliminación física, una serie de factores apuntan a que la persecución puede intensificarse y a que incluso se puede producir una masacre genocida.

La seguridad de los bahá’ís puede menguar en las siguientes circunstancias:

• Si empeora la situación económica de Irán, ello puede llevar a un aumento de los conflictos sociales, lo que se traduce en una mayor radicalización de los jóvenes desempleados, pudiendo estos ser reclutados por la milicia de los Basij, y creándose así una mayor hostilidad hacia los bahá’ís.
• Cuanto más monopolicen el poder las fuerzas conservadoras radicales, estas buscarán más oportunidades de reprimir a las minorías religiosas, en particular a los bahá’ís.
• Cuando los poderes conservadores se ven especialmente amenazados, sus crímenes pueden ser aún mayores.
• Los gobernantes pueden actuar con mayor agresividad si advierten que las medidas “suaves” para “convertir” a los bahá’ís al Islam han fallado. Como consecuencia, la eliminación física de la comunidad bahá’í podría ser planificada.

Posibles factores que pueden aumentar la posibilidad de un genocidio

Ante las crecientes amenazas externas el régimen podría sentirse obligado a eliminar lo que considera enemigos internos. La probabilidad de que se presente un conflicto de esta naturaleza aumenta si Israel o Estados Unidos decidieran lanzar un ataque militar contra Irán. De hecho, a los bahá’ís se les considera la “quinta columna” de estos países. Por lo tanto, si aumenta el riesgo de que estalle una guerra también lo hará el de que se produzca un genocidio.

Los conflictos internos y movimientos protestatarios, ya sean de rivales políticos o de minorías étnicas, pueden aumentar el riesgo de que los gobernantes intensifiquen la persecución de los bahá’ís.

¿Qué factores apuntan a un recrudecimiento futuro?

Hay varios factores que llevan a pensar en un genocidio: los intentos por parte del gobierno de bloquear las rutas de escape que el grupo perseguido podría utilizar para viajar al extranjero. La comunidad bahá’í podría ser aislada en guetos, lo que haría de los arrestos masivos un asunto sencillo. En la historia del genocidio, los hombres y las mujeres eran separados dentro de las mismas comunidades. También existe el peligro de que los niños bahá’í sean separados de sus padres, dado que el objetivo del régimen de convertir a los bahá’ís al Islam no ha funcionado. Separar a los niños de sus familias podría conseguir detener el crecimiento de la comunidad.

El régimen iraní podría desplegar sus instrumentos militares y paramilitares para alcanzar sus metas: el ejército, la Guardia Revolucionaria, la policía, la milicia de los Basij, Ansare Hezbollah o la sociedad Hojjatieh.

Finalmente, el estudio llega a la conclusión de que no se dispone de pruebas de que haya intenciones genocidas sistemáticas concretas por parte del régimen, pero la intención de destruir la Fe bahá’í es clara y podrían tomarse medidas encaminadas a ello. La comunidad bahá’í iraní es pobre, carece de administración y de protección legal. Como consecuencia, caso de emitirse la orden política, el régimen iraní ya habría hecho numerosos preparativos para llevar a cabo un acto de genocidio contra la comunidad bahá’í iraní.

Además, este potencial genocidio de los bahá’ís iraníes recuerda al programa nuclear iraní. El mismísimo Hans Rühle, que lideró el comité de planificación del Ministerio de Defensa de la Alemania Federal entre 1982 y 1988, dejó claro en un artículo que Irán pretende permanecer en su condición de “potencia virtual” “con el fin de esperar a la oportunidad política global adecuada para dar el último paso”.

En la actualidad existe la posibilidad de que se produzcan más ejecuciones

Se espera que el 11 de julio de 2009 se dicte sentencia en el juicio con fines propagandísticos que va a celebrarse contra siete destacados bahá’ís iraníes. [El juicio se ha retrasado y actualmente se desconoce cuándo tendrá lugar].

Profesores de Derecho Internacional piden que el régimen iraní sea llevado ante los tribunales

Payam Akhavan, profesor canadiense de derechos humanos de la Universidad McGill, teme que la represión estatal se traduzca en ejecuciones masivas y en la tortura de los líderes del movimiento de reforma. Las violaciones de derechos humanos cometidas por el estado a gran escala deben ser castigadas, de la misma forma que el presidente Slobodan Milosevic fue castigado. Naciones Unidas debe emitir una declaración para que los crímenes contra la humanidad sean castigados, señala Akhavan.

El profesor de derechos humanos y antiguo Ministro de Justicia de Canadá, Irwin Cotler, está tratando de llevar a Ahmadinejad ante un tribunal criminal internacional. Los gobernantes iraníes no sólo oprimen a los bahá’ís a gran escala, sino que también instigan al odio y al genocidio contra los judíos. Esto los hace cómplices de crímenes contra la humanidad. El gobierno iraní ha de ser juzgado por ello.

[Fuente: http://www.europeandemocracy.org/index.php?option=com_content&view=article&id=13475&catid=4&Itemid=22]

REF.: http://www.iranpresswatch.org/

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